Durante 10 años, tuve cámaras filmadoras de distintas marcas, semi o profesionales, de mano y de hombro, livianas o de gran porte y peso para realizar mis trabajos de producción audiovisual en forma contratada u honoraria.
Desde hace dos años no las uso más, solo un celular smartphone con Android y cámara de 200 mega píxeles (FOTO 1) que filma hasta en 4k, porque hoy en día, no es necesario comprar si o si un iphone para poder crear en 4k.
Hay varias marcas y modelos que ofrecen una buena calidad y a menor costo. Obviamente que uso trípodes y/o estabilizadores.
Ahora la moda son las Cage o “jaulas” (FOTO 2) para colocar el celular, una armazón que los protege, pero que también permite colocar luces led, micrófonos, etc. y
además, un par de agarraderas a tornillo, que se colocan tanto en forma horizontal, para filmar en 16:9 como en vertical para el formato 9:16. Incluso, permite ponerles lentes que atenúan el sol o que les dan a lo filmado, ciertos colores o filtros.
Otra moda que está creciendo, es la de utilizar las denominadas cámaras de acción (FOTO 3). Las que conocemos más, son las GoPro, aunque en el mercado hay una gran cantidad de variantes y a mucho menor precio, casi, casi con la misma calidad.
Estas cámaras, que son chicas, livianas, resistentes al agua, super portables, se guardan en cualquier lugar y además, tienen una buena autonomía de batería y la posibilidad de colocarles micrófonos externos -que no todas lo permiten- porque en muchos casos, el micrófono incorporado no es bueno.
Existen cámaras que tienen una pantalla atrás, la principal (por lo general, táctil) y otra adelante, algo más chica, que nos permite filmarnos a nosotros mismos, lo cual está muy bueno para producir contenido.
En este caso, no aplica lo de las cámaras de un celular, que por lo general, la de selfie (o delantera) tiene menos mega píxeles que la de atrás, que es la principal: aunque nos veamos en la pantalla más chica, igualmente nos estaremos filmando con la calidad que hayamos elegido previamente en el Menú.
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